“Ninguno de nosotros, en ningún momento agredió a los trabajadores del hospital Cullen. Sí ocurrió una situación de estrés y nervios normal, que le ocurriría a cualquiera, al enterarse que tiene un hijo herido, y que encima no fue un accidente como nos dijeron en un principio sino que estaba baleado”, expresó Mariela Tomer, la madre de Mauro, el joven de 20 años internado en el Cullen con un disparo y cuya familia fue acusada de agredir a personal médico del nosocomio.
Y destacó: “No sólo no hubo problemas con los médicos, sino que además, yo les voy a estar eternamente agradecida porque ellos salvaron la vida de mi hijo. En este sentido, la mujer dijo que “entiendo a los trabajadores del hospital que dicen estar cansados de los problemas, pero no fue nuestro caso”.
“Es muy grave lo que pasó, ahora Mauro no sólo tiene que recuperarse de las heridas sino que además tiene que afrontar todo este problema del cual él no tiene nada que ver. Yo lo vi nacer y sé que es un buen chico, muy tranquilo y no se merece lo que está sufriendo”, agregó la tía del muchacho, Mirta Tomer.
Asalto, disparo y choque
Mauro Rodríguez tiene 20 años y trabaja con su papá como gasista. El viernes pasado, minutos después de las 21, conducía su camioneta por la intersección de las calles Estrada y Mendoza cuando intentaron asaltarlo. Aún no hay detenidos por el caso, ni precisiones exactas sobre cómo ocurrieron los hechos ya que Mauro continúa en grave estado.
Sin embargo, los investigadores estiman que los delincuentes se le acercaron a la ventanilla del vehículo y con el brazo en alto le dispararon en la pierna izquierda. El proyectil atravesó la extremidad y lo hirió también en la pierna derecha.
En ese momento, Mauro pierde el control del vehículo e impacta contra una columna, por lo que debió ser internado en terapia intensiva. Tras el accidente, los vecinos del lugar llamaron a los servicios de emergencia que rápidamente trasladaron al joven al hospital Cullen.
Información clara
“Cuando llegué me dijeron que había chocado, y después nos enteramos de los balazos. Pero no teníamos información clara. En un momento dado, mi cuñado tocó la puerta de shock room para saber qué había pasado. Nos abrieron desde adentro y después un policía nos sacó a los empujones. Pero insisto, fue una situación de tremendo nerviosismo, pero nunca agredimos a nadie”, indicó Mariela.
Por último, la mujer expresó que “todavía no sé quién fue el que le pego el tiro. Yo lo tengo a mi hijo en terapia con respirador y sin poder hablar, inconsciente”.
Fuente: Diario Uno
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