viernes, 29 de abril de 2011

Halford: "En Rosario nadie vende drogas sin permiso de la policía"

Sentado contra la placa de madera y junto a su ex mujer, Jorge Halford. Tres defensores aparecen en primer plano.



Es fácil condenar a Halford, total tiene cartel. Pero el único cartel que conocí en mi vida en las drogas es la policía”. El célebre narco rosarino Jorge Halford no anduvo con vueltas al sentarse frente........

El acusado asumió su culpa ayer, pero sostuvo que narcos y policías son socios. Sentado contra la placa de madera y junto a su ex mujer, Jorge Halford. Tres defensores aparecen en primer plano. El acusado asumió su culpa ayer, pero sostuvo que narcos y policías son socios.

“Es fácil condenar a Halford, total tiene cartel. Pero el único cartel que conocí en mi vida en las drogas es la policía”. El célebre narco rosarino Jorge Halford no anduvo con vueltas al sentarse frente a tres magistrados federales en el juicio oral por un procedimiento de 2009, cuando fue detenido con 153 kilos de marihuana en Roldán. En un acto parecido a patear el tablero, denunció que el negocio de la droga funciona bajo control policial y dijo: “En Rosario nadie vende si no es con el permiso de la policía. Tienen más de 200 personas trabajando y a mí me usaron para limpiarse”.
  Un silencio reverencial —a excepción de una súbita explosión de aplausos de dos oyentes obligados a retirarse de la sala— rodeó el discurso que pasado el mediodía desgranó Halford en Oroño al 900. Los jueces del Tribunal Oral Nº 1, presidido por Ricardo Vázquez e integrado por Laura Cosidoy y Santiago Harte, lo juzgan por el delito de acopio de 153 kilos de marihuana que efectivos de la ex Drogas Peligrosas le incautaron en mayo de 2009, tras interceptarlo cerca de la casa de su ex esposa en las afueras de Roldán.
  La mujer, Marta Susana Ercegovic, de 40 años, también fue procesada aunque llegó al juicio en libertad. A Halford, de 53 años, le faltaba terminar de cumplir una pena anterior a 15 años por nacotráfico y por eso está preso: entra y sale esposado de la sala de audiencias. La pareja de acusados fue ubicada en un banco de madera a la derecha del tribunal, cerca de los defensores Marcelo Piercecchi y Fernando Mellado y enfrentados al equipo de la fiscal Mabel Colalongo.
  Los dos escucharon concentrados la acusación que les formuló la fiscalía para iniciar el juicio, negaron con la cabeza los pasajes de actas policiales que no comparten o esbozaron alguna sonrisa.

Tres panes. A su turno, Halford fue al centro de la sala y se introdujo de lleno en la polémica: implicó a la fuerza policial en el mismo negocio que le reprochan. Que la lupa se pose en la actuación policial es un rumbo frecuente de los juicios por drogas, pero en este caso fue acompañado de una inusual confesión: el acusado asumió que 150 kilos de droga hallados en la casa de Roldán eran suyos y admitió haberlos transportado hasta allí.
  Lo que negó es haber llevado encima tres panes de casi un kilo cada uno que le incautaron horas antes, cuando iba en una camioneta, en un repentino control caminero. Esa requisa con resultado positivo fue el puntapié para obtener el permiso judicial de allanar su casa. “Me hago cargo de lo que hice, pero a la droga de la chata me la plantaron. Si la policía de Drogas Peligrosas necesita cometer un delito para realizar un procedimiento yo no tengo la culpa”.
  El procedimiento fue el 13 de mayo de 2009 en el cruce de las rutas 9 y A-012 de Roldán. Antes de las nueve de la noche Halford y su ex esposa salieron de la casa de Río Tercero al 800 de esa ciudad donde ella vivía con los dos hijos de la pareja, una chica adolescente y un nene de entonces 7 años. Cuatro meses antes, contó ella en la audiencia, le había dado permiso a él para radicarse en una pieza junto al garaje a pesar de que estaban separados, para que mantuviera contacto con el nene.
  Esa noche salieron juntos en una camioneta Toyota Hilux 2008 propiedad de Halford para ir a buscar a la hija mayor a un shopping de Rosario. Ella manejaba y llevaban al nene detrás. Iban hacia el sur por la A-012 y unos 150 metros después del cruce con la ruta 9 un Fiat Duna blanco se les puso a la par. Quien iba como acompañante, dijeron, exhibió un arma y “realizó uno o dos disparos”. La mujer clavó los frenos en la banquina y allí se resolvió una investigación que había comenzado ese mismo día, con un llamado anónimo a la sede departamental de la ex Drogas alertando que en el domicilio de Roldán había “una gran cantidad de marihuana”. El parte policial señala que se apostó una vigilancia en la casa durante aquel día, de lluvia intensa, y que al salir la camioneta la interceptaron.

Sesenta mil pesos. Halford y Ercegovic contaron, cada uno a su turno, que estuvieron más de una hora a un costado de la ruta esperando la llegada de jefes policiales y de los testigos. Durante la instrucción de la causa él ya había denunciado en una fiscalía que allí les ofreció a los policías 60 mil pesos para que no lo complicaran, pero dijo entonces que el acuerdo no fue posible porque los efectivos no se pusieron de acuerdo sobre el reparto del dinero.
  También había dicho que en el tiempo que transcurrió hasta la llegada de los testigos le plantaron tres panes de marihuana en la caja de la Hilux. Según él, ese habría sido el anzuelo para conseguir la orden de allanamiento a la casa de Marta, donde tres horas más tarde se encontró el grueso de la marihuana. Estaba repartida en 99 paquetes compactos dentro de cajas de cartón en la pieza de Halford. También había dicho que en realidad guardaba allí cien kilos más de lo incautado por la policía. Pero ayer fue más lejos.

“Me embagallaron”. “Cuando me pararon en la ruta me esposaron y me sentaron en un auto. Les dije que no tenía nada. Pasó un montón de tiempo hasta que llegó un policía al que le dicen el Chino en un Polo gris con los testigos. Revisaron la cabina, los asientos, y cuando abren la compuerta atrás me di cuenta de que habían puesto marihuana. Empecé a gritar: «Me embagallaron, no es mío, me lo pusieron»”, contó Halford.

   “Y les pedí a los testigos que revisaran a los policías, que se habían quedado con 70 mil pesos que yo llevaba en una bolsita. Entonces (el subjefe de la Brigada) el oficial Romero sacó de adentro de su campera una cartera donde había guardado la plata y la dejó sobre la chata, delante de los testigos. Yo no llevaba nada de droga. Me la plantaron. No voy a andar transportando cuando voy a buscar a mi hija al shopping. Y si la llevara encima la pondría bajo el asiento para descartarla si me paran. A esa droga me la plantaron”.
  El testigo que aparece en el acta, Maximiliano A., convalidó por la tarde textualmente que Halford en el lugar había expresado eso. Dijo haber visto que sacaban tres paquetes de droga anudados con una soga de la caja de la Hilux. Y también que había una cartera con dinero.

El “Gordo Tati” y otros. En cambio, Halford admitió que la mercancía hallada en su casa la había transportado él mismo con un hombre “que trabaja para la policía y le dicen El Gordo Tati”. “La transportamos en la chata azul de ese tipo, yo iba adelante en otro vehículo. A ese trabajo me lo mandaron ellos y agarré porque estaba desesperado de plata. Esa es la realidad, soy culpable de eso. De lo que no soy culpable es de lo que pasó en la ruta”, agregó Halford, y se despachó sin sutilezas contra la tropa policial.
  “Desde los 18 años conozco mucha gente que vende drogas y siempre me hice cargo de lo que me corresponde. Esta gente controla el narcotráfico en Rosario. Dice quién vende y quién no y todo el mundo lo sabe. Son peores que yo, están acostumbrados a plantarles pruebas a todo el mundo y eso ustedes no lo pueden permitir porque si lo hacen incurren en el delito de encubrimiento de la policía. Sus hijos no se drogan por mí sino por la gente que vende droga con el aval de la Brigada de Drogas de Rosario”, les dijo el acusado a los jueces.
  También contó que, al obtener la libertad condicional en septiembre de 2002 por una pena anterior como jefe u organizador de una narco banda, recibió sucesivos “aprietes” policiales para volver al negocio. En ese sentido dijo que, por negarse, en 2005 le armaron una causa por piratería del asfalto en San Lorenzo, de la que zafó a los dos meses. “En 2007 también fueron a presionarme para que trabajara para ellos. Uno que le dicen Mosquito y la mujer del Loco de los Tachos. Esta gente me molestó todo el tiempo. También (Oscar) Romero me ofreció vender drogas con licencia de la policía”, contó.
  En varios momentos de su vehemente exposición se dirigió en persona a la jueza Laura Cosidoy. “Usted sabe la verdad de todo esto, yo siempre la escucho”, le dijo, mientras la fiscal Colalongo le pedía precisiones sobre los supuestos responsables de esos actos de corrupción policial.

No fue abreviado. “La verdad es que yo quería un juicio abreviado, cinco o seis años en cana, total estoy acostumbrado”, aclaró. La defensa había acordado una pena de seis años con la fiscalía, pero el Tribunal Oral 2 lo rechazó porque pretendía un “mayor conocimiento de los hechos” en un juicio público. “Pero llego hasta acá y me encuentro con el doctor que en el otro juicio me pidió veinte años de reclusión”, dijo en alusión al ex fiscal Ricardo Vázquez.
   Luego retomó el eje de su relato: “La policía tiene entre 200 y 300 personas trabajando para ellos, recaudan un montón de plata. A mí me hicieron una cama: me eligieron para limpiarse. Yo la amo a Marta (su ex esposa) y tuve que reconocer que había metido la gamba de nuevo”, dijo en una inesperada declaración de amor ante la mirada de la mujer, que un rato antes había insistido en desconocer la existencia de droga en la casa.
  “Más de cinco o seis años no voy a vivir porque tengo cáncer en el hígado. Tengo miedo por Marta y por los chicos. Desde que hice ese trabajo para la policía sueño todas las noches que me pegan un tiro en una esquina y lo último que veo es el cordón”, continuó el vozarrón de Halford, y la confidencia le arrancó un llanto incontenible a Marta, al punto que debieron suspender la audiencia.

Largo historial en el rubro

Jorge Halford, de 53 años, tiene un largo historial en tráfico de drogas y delitos conexos. Cayó preso por primera vez hace 33 años, en 1978. Luego lo detuvieron en 1992 bajo la acusación de liderar una red de comercialización de estupefacientes. Tras la detención fue condenado a 15 años de prisión y acusado de lavar dinero con adquisición de ganado y autos.
  Protagonizó una espectacular fuga de la Unidad III de Rosario en enero de 1997 y fue recapturado ese mismo año. En 2003 fue nuevamente apresado, en una casa de San Lorenzo, cuando tenía libertad condicional. Le imputaron liderar una banda de piratas del asfalto que ayer dijo fue una invención policial. En esa causa resultó sobreseído por el juez de Instrucción Eduardo Filocco ante la ausencia de pruebas.
  En 2007 abrió una remisería en el barrio Rucci. Después de venderla retomó la actividad por la que lo detuvieron en 2009 en Roldán y lo juzgan desde ayer una vez más.
Fuente: Diario Uno

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