La cuñada del hombre que falleció tras una balacera en zona sur contó que el hecho trágico fue el desenlace de un choque entre grupos que se disputan el negocio de las drogas. Dijo que en el barrio funciona un “negocio muy grande” manejado por “soldados” y que son protegidos a cambio de “mucha plata”
Las guerras entre narcos en los barrios de Rosario dejan muertos. A veces entre dos bandos enfrentados que se disputan el negocio. Otras, una víctima inocente se cruza con algunas de las balas de los traficante de droga y la familia, empujada por el dolor, se anima a quebrar el pacto de silencio. Eso ocurrió este miércoles cuando falleció José Robledo, de 39 años, en la zona sur. Su cuñada, Ivana, desnudó aquellos que muchos conocen y pocos dicen: “Acá funciona un gran negocio que mueve mucha plata y que tiene personas que los encubren. No sé ante quien denunciarlo porque no sé en quién confiar”.
Según el relato que la mujer realizó al programa Diez Puntos (Radio 2), su cuñado “estaba inocentemente arreglando una maguera, porque se cortó el agua, cuando empezó una balacera con dos tipos tirando contra unos soldaditos de los narcos y justo él estaba en el medio”.
La víctima falleció en el Heca producto de ese disparo en el abdomen. Ahora la familia -Robledo tenía mujer y cinco chicos- dice tener “miedo” de denunciar y duda si “habrá justicia” porque “sabemos todos los movimientos” de la banda, que “está protegida”.
“Tengo nombre, apellido y direcciones pero no sé en quién confiar”, dijo Ivana, quien afirmó que en el barrio “sabemos quienes vienen a cobrar” dinero de los narcos para no ser perseguidos. “Buscan plata para tapar toda esta mierda”, agregó.
Según la vecina de Valparaíso y bulever Segui y familiar del hombre muerto en el tiroteo quienes manejan los grupos que controlan el negocio de la droga “se mudaron pero dejaron a los chicos, que son sus soldaditos”.
“Este es un negocio muy grande, de mucha plata”, aseguró y contó que gracias a esos recursos, los líderes narcos compran protección. Aseguró que cuando son perseguidos desaparecen del barrio y se mudan a la zona de Avellaneda y Garibaldi. “Tienen gente que le avisa cuando vienen (la Policía o alguna fuerza de seguridad) y se van. Entonces cuando llegan no hay nada”, señaló.
La causa recayó en la jueza de instrucción Irma Bilotta y en el fiscal Eduardo Paz, quienes investigan el hecho y, en principio, deberín recoger el testimonio de los testigos y familiares.
Fuente: Rosario3
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