jueves, 1 de abril de 2010



Silvia Suppo habría resistido fieramente

La captura de los hombres que habrían ultimado a la víctima

Los presuntos autores materiales del homicidio no habrían perseguido otro fin que apoderarse de dinero y objetos de valor, aunque no se descartan otras hipótesis.
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Los principales sospechosos capturados en nuestra ciudad cuando se disponían a viajar a Tostado.

Foto: Captura de video de CyD


José Luis Pagés

Los dos individuos que eran buscados por la policía santafesina en el marco de la investigación del ataque criminal perpetrado el lunes contra Silvia Suppo de Stefani (51) en pleno centro de Rafaela, fueron capturados ayer cuando caminaban por las calles de San Agustín, populosa barriada de nuestra cuidad, situada al noroeste de la planta urbana.

Los presuntos autores materiales del cruento homicidio, Roberto Sosa (Sosita) y su primo Rodolfo Valentino Cóceres, fueron sorprendidos y reducidos por agentes de la Seccional 7a. y V Zona de Inspección de la URI cuando, acompañados por la madre segundo, abandonaban el vecindario, en Mansilla y Pasaje Miguez.

Al parecer los mismos que fugaron de Rafaela apenas la policía tuvo noticia de la suerte corrida por la mujer salvajemente apuñalada cuando atendía el mostrador de su negocio “Siempre cuero” se disponían a viajar a la ciudad de Tostado en busca de un refugio seguro, alejado de los principales escenarios donde eran objeto de intensa búsqueda, Rafaela, Santa Fe y aledaños.

Horas después de la captura los sospechosos fueron buscados en nuestra ciudad por una comisión policial de la Unidad Regional V que los devolvió a Rafaela, donde permanecen alojados en Jefatura, detenidos, incomunicados y a disposición del juez instructor.

En los primeros tramos de la pesquisa el comisario inspector Juan José Mondino, titular de la Unidad Regional V, Jefatura Rafaela, dio a entender que el caso Suppo estaba siendo trabajado como un robo seguido de muerte porque no surgían elementos que permitieran imaginar otras connotaciones, no obstante descartó entonces que una vez detenidos los principales sospechosos, la investigación podría confirmar, o no, la presunción inicial.

Pero ahora será el juez Alejandro Mognaschi quien pondere la situación para encuadrar debidamente un episodio criminal que desde organizaciones como la Casa de los Derechos Humanos, la Agrupación Hijos, y hasta la propia Vicegobernadora de la provincia, Griselda Tessio, se observa con preocupación, desde que -sospechan, no sin fundamentos-, que los detenidos podrían haber actuado a modo de sicarios en un intento por acallar a una testigo clave en causas que instruye la justicia federal por delitos de lesa humanidad.

Silvia Suppo había declarado como testigo en la denominada causa Brusa, proceso que concluyó con severas condenas para un ex juez federal y cinco policías a fines de diciembre, pero ella debía declarar nuevamente en otros juicios orales por otras causas similares en el TOF santafesino.

Por el momento se sabe que quienes habrían terminado con la vida de la víctima son dos “cuida-coches”, el rafaelino Sosita (18) y Cóceres (21), su primo santafesino. También se tiene por cierto que estos fueron señalados por testigos ocasionales que los vieron pasar a la carrera, cargados de bultos y con los rostro semicubiertos, no lejos de la escena del crimen y en camino a la casa del primero.

Cóceres, quien se había radicado temporalmente en Rafaela -de unos quince días a esta parte-, fue reconocido en el acto por su condición de forastero y sobre por su la larga cabellera que le llegaba a la cintura. Al tanto de esa versión los investigadores de la URV se dirigieron a la casa del barrio 2 de Abril donde Sosita hospedaba a su primo.

Una vez en el lugar los policías advirtieron, primero que ambos jóvenes habían huido precipitadamente y también que, en retirada, habían olvidado algunos objetos sustraídos en “Siempre Cuero”, además de un teléfono celular que habría pertenecido a la víctima. Escasos minutos más tarde surgiría la pista que orientó los pasos de los policías hacia nuestra ciudad.

En horas de la madrugada del martes los agentes rafaelinos encabezados por el jefe de la departamental Castellano y con apoyo de los grupos especiales de la URI allanaron en barrio San Agustín la casa de Cóceres, el primo de Sosita, pero tampoco los encontraron allí. Sin embargo la aparición de otros objetos robados confirmó que la policía estaba pisando los talones de los fugitivos.

Ayer a la mañana surgieron nuevas versiones que hablaban de la presencia de los buscados en el sector noroeste de la planta urbana y fue así que una comisión de la V Zona de Inspección de la URI -policía del departamento la capital- encabezada el comisario principal Dante Gutierrez y el jefe de la Comisaría 7a., oficial principal Néstor Sergio Monzón, acudió nuevamente al domicilio allanado por los rafaelinos y en el camino tropezó con ellos.

Ahora sí, en la casa inspeccionada por segunda vez aparecieron numerosos efectos sustraídos en el marco del cruento asalto. Estos fueron secuestrados y remitidos junto a los detenidos a la Perla de Oeste.
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Silvia Suppo, la víctima.

Foto: Agencia Rafaela

Uno habla y otro calla

Sosita o Cóceres habría referido el líneas generales las circunstancias que mediaron para que, lo que en principio no iba a ser otra cosa que un asalto a mano armada, terminara en un homicidio de brutales características.

Según una versión recogida esta mañana, los jóvenes primos, quienes habrían actuado bajo los efectos de alguna sustancia euforizante, ingresaron al local que atendía Silvia Suppo y le pidieron cambiar un billete por algunas monedas.

En esas circunstancias, aprovecharon la momentánea distracción de la mujer que abría la caja para sacar sus cuchillos y exigirle, bajo amenazas de muerte, la entrega de todo el dinero que guardaba.

Pero aquélla, lejos de responder a esas exigencias, golpeó y desarmó a Sosita en un inesperado acto reflejo. Presuntamente, fue entonces cuando el primo santafesino asestó una primera puñalada a la mujer -por la espalda- y también el momento fatal en el que Sosita, tras superar la sorpresa, recuperó su cuchillo y atacó salvajemente a la víctima, hiriéndola de muerte.

En presencia de la fiscal, Dra. Cristina Fortunato, Sosita o Cóceres -no dijo cuál de ellos lo hacía- declaraba al cierre de esta edición, en dependencias de la Comisaría de Rafaela, vecina de la Jefatura de la Unidad Regional V que tiene jurisdicción en el departamento Castellanos. Se dice que allí uno dio su versión de los hechos, mientras que el otro se abstuvo de hacerlo.

Lejos y en otro tiempo, la versión no daría lugar a suspicacias, pero si el centro de la Perla del Oeste fue la escena del crimen y la víctima, Silvia Suppo, testigo clave en causas federales por delitos de lesa humanidad, se entiende que algunos vean a Sosita y a Cóceres como dos réplicas de Yago y Vago, los sicarios de Zeta, aquellos siniestros personajes de la recordada película de Costa Gavras.

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