sábado, 24 de abril de 2010

Mas hechos (El Litoral)

Un mal que no encuentra fin y preocupa
Siguen los robos domiciliarios
Un conocido empresario de nuestro medio fue asaltado en su vivienda. Maniataron a su esposa e hijas. Se llevaron dinero y joyas.
Un conocido empresario de nuestra ciudad fue asaltado en su domicilio de barrio Villa Setúbal.
La pesadilla alcanzó también a su esposa e hijas quienes fueron maniatados y privados de su libertad durante largo rato.
Todo ocurrió en la noche del miércoles, poco después de las 20, cuando Daniel Beguelín (60) arribó a su domicilio en calle Vélez Sarsfield al 5800.
El nombrado es un activo comerciante que se desempeña en el rubro de la madera. Tiempo atrás ya supo de los sinsabores de la delincuencia cuando sufrió varios asaltos a mano armada en su negocio Placafe.
En el garaje
Esa noche, luego de culminar otra jornada de trabajo, Beguelín regresaba a su casa a bordo de su automóvil particular.
Pero en momentos que ingresó con el rodado al garaje fue sorprendido por tres sujetos que irrumpieron en el lugar. Los recién llegados eran hombres de complexión mediana y cubrían sus rostros a medias.
Dos de los malvivientes portaban armas de grueso calibre, se presume una pistola del tipo 9 milímetros. Bajo amenazas de muerte, y sin pérdida de tiempo, los rufianes ordenaron a la víctima a que ingrese a la finca.
Ya en el interior del inmueble los cacos redujeron a los otros habitantes de la casa; la esposa y las hijas del comerciante.
Utilizando precintos plásticos todo el grupo fue maniatado de pies y manos.
Confesión
A partir de entonces los rufianes se hicieron dueños de la situación. Comenzaron a reclamar a viva voz por dinero y joyas.
Claro que para esta parte las víctimas se vieron afectadas por una extraña confesión que provino de los ladrones. Mientras requisaban las distintas dependencias, les indicaron que ellos hacían eso (robar) “porque es nuestro trabajo”. Y la inusual declaración fue acompañada por una sugerencia. “Si se portan bien... no les va a pasar nada”.
El tramo final llegó cuando los delincuentes se hicieron de un botín compuesto por dinero en efectivo, dos teléfonos celulares y varios documentos al cobro. Logrado su objetivo se retiraron de la casa con rumbo desconocido.
Las actuaciones sumarias quedaron labradas en dependencias de la seccional 5ta., que interviene por jurisdicción.
Siguen los robos domiciliarios
En la zona de Guadalupe y sus alrededores se observa la reiteración de estos episodios, lo que provoca la lógica preocupación de los vecinos.
Foto: Néstor Gallegos
Se “descartaron” las armas
Los cacos hicieron de las suyas la noche del sábado cuando ingresaron a una vivienda ubicada en Obispo Príncipe 781 -corazón de Guadalupe-. Los delincuentes se ganaron al interior del inmueble tras violentar una ventana de un dormitorio. Luego sustrajeron desde una caja de seguridad dinero en efectivo, dos armas de fuego y documentos al cobro. El hecho fue denunciado a los agentes de la seccional 8va. Poco después los uniformados hallaron entre las plantas de un patio interno las dos armas en cuestión, una pistola 9 mm marca Pietro Beretta, y un revólver calibre 357 marca Taurus.
Le dicen Toqui
El 18 de marzo una familia de Guadalupe denunció el robo de 80 mil dólares desde su casa de calle Espora al 700. En la investigación de ese caso la policía realizó allanamientos y días después logró la detención de un adolescente, de 17 años. Este individuo (un tal “Toqui) fue sindicado como presunto partícipe del hecho (actuaron varias personas).
Tras su declaración en sede policial el imputado fue remitido a la Justicia de Menores, donde horas después se le otorgó la libertad.
Pero esa misma noche, durante la madrugada, alguien volvió a ingresar a la finca de Espora al 700. Esta vez su propietaria puso en fuga al intruso, a quien le lanzó distintos proyectiles en medio de un griterío.
Este último suceso también fue denunciado y los pesquisas tratan de establecer ahora si guardan vinculación alguna.

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