lunes, 5 de abril de 2010

INFORMACION ´´EL LITORAL´´

La matamos para que no nos reconozca”
Los dos detenidos del caso Suppo reconocieron la autoría del crimen
Cóceres y “Sosita” admitieron ante el juez ser los asesinos. Indicaron que nadie los instigó a cometer el hecho.
Enviar por mail - ImprimirLos imputados fueron trasladados hasta sede judicial, bajo estrictas medidas de seguridad, incluso con chalecos antibalas.


Los detenidos por el crimen de la mujer apuñalada en su comercio del centro de la ciudad de Rafaela, el pasado lunes, reconocieron, durante la declaración indagatoria prestada ayer ante el juez que entiende en la causa, que fueron los autores materiales e intelectuales de su muerte.

El caso que, en un primer momento, fue caratulado como “homicidio en ocasión de robo” se convirtió en “homicidio agravado”.

Ante el juez

En la mañana de ayer, Rodrigo Ismael Sosa (18) y Rodolfo Valentino Cóceres (22) fueron trasladados a la sede de los Tribunales rafaelinos, bajo estrictas medidas de seguridad, incluso con chalecos antibalas, donde el juez de Instrucción Penal, Dr. Alejandro Mognaschi, cumplió con la tarea procesal de interrogarlos sobre el hecho.

En este contexto, el juez Mognaschi hizo comparecer a los implicados ayer en su despacho para tomarles declaración indagatoria. De este acto procesal también participaron el fiscal de la causa (Rodolfo Zehnder) y la defensora general (Madgalena Santa Cruz), con el fin de darle todas las garantías que exige la ley a los inculpados.

De acuerdo a lo informado por el diario La Opinión de Rafaela, el primero en prestar declaración fue Cóceres, quien ya había confesado, un día antes, ante la fiscal Cristina Fortunato y la Dra. Santa Cruz, su participación en el homicidio, y lo ratificó ante el magistrado, negando además que fueran instigados por una tercera persona, a cambio de dinero, para cometer homicidio.

Asimismo, afirmó desconocer cualquier otro dato de Silvia Suppo de Destéfani. Además, reconoció las prendas y cuchillos secuestrados por la policía.

Plan siniestro

A su turno, “Sosita”, como se lo conoce en el ambiente de los lavacoches de la ciudad del oeste provincial, dijo que entraron a la talabartería para solicitar cambio, pero al advertir que había dinero en la caja registradora salieron del local y volvieron al comprobar que Silvia Suppo estaba sola.

Según Sosa, se produjo un forcejeo y la mujer le quitó de la cintura un cuchillo que llevaba, en tanto que Cóceres tomándola de atrás le aplicó algunas puñaladas.

Esto hizo que el cuchillo que tenía Suppo en una mano se cayera y que lo tomara Sosa. Entonces, él también le aplicó algunas lesiones punzo-cortantes. Luego tomaron el cuerpo y lo trasladaron atrás del mostrador.

Antes de retirarse del lugar, Cóceres le dijo que se fijara si todavía estaba con vida, y de ser así que se asegure de matarla, a fin de que no lo identifique, indicación que Sosa obedeció y le aplicó tres nuevos puntazos en la espalda. Acto seguido se apropiaron de varios elementos y se alejaron rápidamente del lugar.

Luego de la declaración de ambos, lo que en primera instancia transitaba la calificación de homicidio en ocasión de robo, con la palabra de ambos jóvenes se convirtió en homicidio agravado, delito que tiene una pena de reclusión o prisión perpetua.

Un giro político

Cabe recordar que los dos sujetos se ganaban la vida como lavacoches, a una cuadra y media del negocio de Silvia Suppo, y el pasado lunes ingresaron a la talabartería de la occisa con fines de robo y le dieron muerte de varias puñaladas.

Pero lo que, en principio, se suponía que era un caso de inseguridad, aunque inusual para esta ciudad por el grado de violencia con que se perpetró, adquirió connotaciones políticas cuando se supo que la mujer asesinada fue una testigo clave en la denominada causa Brusa y lo era en otra también vinculada con crímenes de lesa humanidad.

Con abundancia de pruebas que llevaron al rápido esclarecimiento del hecho, como el secuestro del teléfono celular de la víctima en la casa de la concubina de Sosa y algunos de los elementos sustraídos del local de Suppo, también hallados en la casa de la madre de Cóceres en Santa Fe, ambos fueron detenidos en el norte de la capital provincial.

Posteriormente, se encontraron, en un campo de la ciudad de Rafaela los cuchillos empleados para matar a la mujer, junto con prendas manchadas con sangre pertenecientes a los sospechosos.

Fue así como tanto para la Justicia como para la Policía, el caso estaba totalmente resuelto; pero la vinculación de Silvia Suppo como testigo en causas ligadas a la represión durante la última dictadura militar hicieron que desde distintos sectores, en particular los de derechos humanos, se reclamara que no se desechara ninguna de línea de investigación, pedido que se respaldó con una marcha realizada en la mañana de este sábado con un significativa cantidad de participantes.

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